sábado, 22 de junio de 2013

LA UTOPÍA DE MARIÁTEGUI SE HACE REALIDAD

Después de largos años de avances, retrocesos y crisis, los hombres y mujeres izquierdistas del Perú del campo y la ciudad, haciendo eco del clamor de los millones de trabajadores esclavizados por el CAS, de las cervices por parte de las empresas transnacionales, de campesinos que ven como a diario son rematados sus tierras ante la imposibilidad de pagar sus deudas a los banqueros usureros protegidos por el sistema capitalista y por el gobernante de turno.
Los peruanos cansados de la corrupción propiciado por la derecha que ha gobernado el país, del saqueo del erario público, de nuestras riquezas, de la impunidad, de los narcoindultos de Alan García, del uso del Congreso de la República para hacer campaña para proteger a los mafiosos fujimoristas y de dar leyes para favorecer a los empresarios corruptos, de convertir al poder judicial y a la fiscalía como lavandería de los que saltaron el Perú. Ante lo viejo, nace lo nuevo, ante la podredumbre, surge la izquierda, organización que nunca se vendió a la corrupción, organización integrada por líderes trabajadores, intelectuales, jóvenes, mujeres, dirigentes vecinales, artistas y políticos decentes que han aprendido la dolorosa y aleccionadora experiencia de la izquierda. Cerramos un capítulo. Ante el dogmatismo, la razón, la verdad, flexibilidad, tolerancia y respeto mutuo. Ante el caudillismo, dirección colectiva, plural elegido por el voto del militante. Ante la angurria electoral organización para transformar el país.
En este momento histórico de nueva época, de nuevos ideales, no hay tarea más urgente para la izquierda que construir la unidad mediante un programa político, reconociendo nuestras diferencias, pero fundamentalmente nos une objetivos comunes, es decir la búsqueda de un estado democrático, soberano, eficiente y descentralizado, recuperando su rol dirigente y planificador del desarrollo integral, la inclusión, el respeto a los derechos humanos, la paz y seguridad ciudadana, democracia directa y participativa, industrialización, educación, salud gratuita y de calidad, desarrollo integral y justicia social.
En ese sentido, la izquierda no confundimos propuesta electoral necesariamente coyuntural, con una proyección transformadora de la sociedad de más largo aliento.
El acceso a espacios parlamentarios, gobiernos locales o incluso gobierno nacional no debe ser un fin en sí mismo, sino un instrumento para concretar los cambios que nuestros pueblos exigen.
La unidad de la izquierda y el movimiento social es una garantía para contribuir a la consolidación de la plena integración de la región, para el control soberano de nuestros recursos naturales,  para avanzar hacia el desarrollo en beneficio de las mayorías.
El camino no será fácil, pero estamos decididos a trascender, a servir a los demás como práctica y método de decencia política, ligando la teoría con la práctica concreta, por ello respaldamos la Jornada Nacional de Lucha del 4 de julio haciendo realidad los sueños de Mariátegui, los sueños de nuestros mártires. “Construir un Perú nuevo en un mundo nuevo”.





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