En este momento histórico de
nueva época, de nuevos ideales, no hay tarea más urgente para la izquierda que
construir la unidad mediante un programa político, reconociendo nuestras
diferencias, pero fundamentalmente nos une objetivos comunes, es decir la
búsqueda de un estado democrático, soberano, eficiente y descentralizado,
recuperando su rol dirigente y planificador del desarrollo integral, la inclusión,
el respeto a los derechos humanos, la paz y seguridad ciudadana, democracia
directa y participativa, industrialización, educación, salud gratuita y de
calidad, desarrollo integral y justicia social.
En ese sentido, la izquierda no
confundimos propuesta electoral necesariamente coyuntural, con una proyección
transformadora de la sociedad de más largo aliento.
El acceso a espacios parlamentarios,
gobiernos locales o incluso gobierno nacional no debe ser un fin en sí mismo, sino
un instrumento para concretar los cambios que nuestros pueblos exigen.
La unidad de la izquierda y el movimiento
social es una garantía para contribuir a la consolidación de la plena
integración de la región, para el control soberano de nuestros recursos
naturales, para avanzar hacia el desarrollo
en beneficio de las mayorías.
El camino no será fácil, pero estamos decididos a
trascender, a servir a los demás como práctica y método de decencia política,
ligando la teoría con la práctica concreta, por ello respaldamos la Jornada Nacional
de Lucha del 4 de julio haciendo realidad los sueños de Mariátegui, los sueños
de nuestros mártires. “Construir un Perú nuevo en un mundo nuevo”.
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