El
gobierno del presidente Ollanta Humala ha concretado un pacto con la derecha,
con las empresas transnacionales para profundizar el continuismo neoliberal,
aplicando reformas laborales reaccionarias, discriminatorias como la Ley Servir
y otros en contra de los derechos de los trabajadores. Estas medidas “es la
confianza” otorgada a la Confiep y a los partidos políticos corruptos de la
derecha.
Para
la derecha la modernización del Estado es más privatización, es capturar el
Estado por parte de los poderes fácticos para ponerlo al servicio de sus
intereses. Por eso el Gobierno de Ollanta Humala ha capitulado con la mafia
fujimorista y los partidos corruptos de la derecha para asaltar el Tribunal
Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Banco Central de Reserva. Ello es
la expresión de la descomposición moral del neoliberalismo, de lo viejo que
tenemos que derrotar. Ante esta situación saludamos y respaldamos la respuesta del
pueblo y particularmente de la juventud que logró hacer retroceder a los congresistas
de la derecha corrupta en la anulación de la repartija, sabremos mantenernos
vigilantes para derrotar cualquier maniobra en contra del pueblo.
Demandamos
la anulación de la elección de los altos funcionarios del Tribunal
Constitucional, Defensoría del Pueblo y el Banco Central de Reserva y se
convoque al Pleno para que se apruebe realizar la votación uno por uno y no en
bloque, ver el mecanismo de elección y las nuevas propuestas que sea en base a
un concurso.
Para
la Izquierda, para las fuerzas progresistas y populares la modernización del
Estado es desprivatizar, democratizar y efectuar una reforma integral del
Estado. Supone acabar con la captura del Estado y ponerlo al servicio del
interés general, que las políticas públicas (educación, salud, seguridad
ciudadana y otros) sean de calidad y lleguen a toda la población. Ello supone
que sean iguales para todos; es decir, extender el Estado a todo el territorio
Nacional. Ahora, a un tercio de los peruanos no llega el Estado, y al resto
llega tarde y mal.
Para
que verdaderamente el Estado sirva a los peruanos, tenemos que cambiar la
Constitución Política. Por eso los trabajadores, los frentes regionales, las
organizaciones vecinales, organizaciones políticas de izquierda, jóvenes,
mujeres de la ciudad y el campo; se rebelan ante tanta injusticia, ante el
abuso, ante la discriminación. La Jornada del 4 de julio es la expresión de
protesta de miles de hombres y mujeres de la ciudad y el campo ante el grave
deterioro de las condiciones de vida y un claro deslinde contra las medidas
económicas neoliberales del Ministro de Economía Luis Castilla. Es una
contundente confrontación entre quienes defienden el neoliberalismo en
decadencia en el mundo y quienes apuestan por la transformación económica de
nuestro país, expresado en la plataforma del Comité Nacional Unitario de Lucha
(CNUL). Por Democracia, Dignidad y Trabajo.
Ante
la protesta del pueblo el gobierno ha respondido violenta y selectivamente,
reprimiendo a los dirigentes sindicales de la CGTP y el Partido. César Soberón,
dirigente del Sindicato de Construcción Civil Región Chiclayo y militante de la
JCP fue brutalmente agredido. Expresamos nuestra condena a los actos represivos
y exigimos sanción a los responsables de tan condenable actitud, nuestra
solidaridad con el camarada César Soberón.
El
PCP expresa su solidaridad y respaldo con las luchas de los gremios: médicos,
enfermeras, tecnólogos médicos, sindicato Relima y otros en su justa
reivindicación.
Respaldamos
también con la misma energía la Marcha Cívica Patriótica nacional del 27 y 28
de julio convocada por las diversas fuerzas laborales, políticas y sociales en
contra del gobierno por la ofensiva antilaboral y represiva. Por la derogatoria
de la nefasta Ley del Servicio Civil, contra el alto costo de vida y los
combustibles, por una verdadera autonomía universitaria y por la solución de
los conflictos laborales y sociales. Esta será una oportunidad que el pueblo
con sus organizaciones como la CGTP - CNUL diremos al gobierno que la lucha
continúa; por una verdadera transformación.